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Diario YA


 

La verde Irlanda de Eamon de Valera, que veíamos idealizada en el largometraje de John Ford El Hombre Tranquilo, ha quedado muy atrás

Irlanda y su lucha contra la cultura de la muerte (aborto)

José Luis Orella. La verde Irlanda de Eamon de Valera, que veíamos idealizada en el largometraje de John Ford El Hombre Tranquilo, ha quedado muy atrás. La incorporación a la Unión Europea ha supuesto profundos cambios sociológicos de una población que ha visto en la emigración a Gran Bretaña, Estados Unidos o Australia la válvula de escape a sus problemas. Los familiares que quedaban en la isla, mantenían el carácter rural e idílico, donde los niños españoles pueden aprender un inglés de calidad, en un ambiente de seguridad. Sin embargo, la aparición de los escándalos sexuales sucedidos en los años sesenta fue aprovechado por el gobierno del Fine Gael (perteneciente al Partido Popular Europeo) para proceder a una verdadera labor de demolición del catolicismo en la isla. La excepción católica en la Unión Europea, siempre ha sido criticada por ello, y desde 1980 las presiones han sido continuas en ir imponiendo medidas que fuesen dinamitando el modelo familiar católico, como fue la legalización de los métodos anticonceptivos, el divorcio, o recientemente la legalización de los matrimonios gais.
El actual primer ministro, Leo Varadkar, del Fine Gael, mantiene su labro de descristianización, que contrasta con el origen democristiano de su formación, pero también de los que aceptaron un mínimo de acuerdos con los británicos en 1921. Para esta labor de descristianización tiene el apoyo del insignificante Labour, partido bisagra que siempre ha ganado su participación en la base obrera de la capital, y que participó en las revueltas contra los británicos en la Revuelta de Pascua, ganándose un reconocimiento del nacionalismo irlandés. El histórico Sinn Féin, reconvertido en un populismo izquierdista revolucionario defensor de todo aquello que abola la moral cristiana, quedan lejos los años que mendigaba el apoyo de la influyente Iglesia Católica para poder movilizar su base social. Insignificante en el Estado irlandés, no así en el Ulster, en los últimos años ha conseguido crecer de una forma espectacular a costa del Fianna Fáil, el partido de los duros, de Eamon de Valera, al que se le responsabilizó de la crisis de 2008, le estallaron los casos de corrupción, y aunque poco proclive al aborto, deja hacer, para evitar un desplome de un partido, que reconocido internacionalmente siempre al lado del gaullismo galo, ahora se sienta en las filas de los partidos liberales, los más proeuropeístas y favorables a la extinción del cristianismo como principio identitario europeo.
La Iglesia Católica, muy debilitada como autoridad moral, por los escándalos de hace más de sesenta años, y atacada por la casi totalidad de los partidos políticos, mantiene su lucha a través de los grupos próvida surgidos de los estudiantes, las parroquias e incluso la fuerte emigración polaca. El rosario popular que rodeó la isla demostró una fuerte movilización popular a favor de la cultura de la vida, como en el pasado lo fue por la libertad del país. sí los partidarios de la muerte y de la UE consiguiesen la abolición de la octava enmienda, el Parlamento tiente una hoja de ruta que incluye votar un aborto sin restricciones en las primeras doce semanas de embarazo, y hasta los seis meses en casos extremos, de deformación del feto o peligro para la salud de la madre, por prescripción médica y el consentimiento de dos doctores. Esperemos que la vida siga germinando en la verde Irlanda y no se vuelva negra como el resto de Europa.
 

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