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Diario YA


 

Solschenitsyn a 50 años del Nobel

 Gonzalo Rojas
Hace 50 años, en 1970, Aleksandr Solzhenitsyn recibió el Premio Nobel de Literatura, aunque decidió no acudir ese año a la ceremonia respectiva, por el temor de verse impedido de regresar a la Unión Soviética.
A esas alturas, La Rueda Roja era sólo un conjunto de materiales -¡en realidad miles de esquemas y documentos!-   que cristalizarían años después, durante su largo destierro en Vermont, Estados Unidos, en la más lograda aportación en la historia de la literatura rusa, por cierto por encima de todo Dostoievsky y superando al galope a la tan ponderada Guerra y Paz de Tolstoi.


Por supuesto, el lector se preguntará: ¿Y cuál es su estructura? ¿Y por qué es tan desconocida esa supuesta obra maestra y cumbre?
La Rueda Roja fue concebida por Solzhenitsyn como una novela histórica que cubriera desde agosto de 1914 hasta… Por ahora, sabemos que su proyecto logró efectivamente abarcar el período desde los inicios de la Primera Guerra Mundial hasta abril de 1917, ya en pleno Gobierno Provisional, una vez derribada la Monarquía.
El Nobel ruso buscó cuatro “nodos”, puntos focales, para explicar los grandes procesos, para lo cual escogió agosto de 1914, noviembre de 1916, y marzo y abril de 1917. Las ediciones en inglés que he podido trabajar cubren en un tomo el primer nodo, en otro tomo el segundo, y en dos volúmenes el comienzo del tercero –marzo de 1917- del cual están aún pendientes de edición y anunciados para los próximos años por Notre Dame Press, los tomos 3 y 4. Y después, quizás cuándo, vendrá a completarse el nodo abril de 1917 en ¿tres o cuatro tomos más? Hasta ahora, en inglés, las ediciones que he leído suman 3001 páginas, incluyendo mapas, planos y listas de personajes.
Estas últimas son decisivas, porque ahí figuran la veintena de caracteres imaginados por el autor y los cientos de personajes históricos con los que aquéllos interactúan. Sin la consulta continua de esos listados, la lectura se hace imposible. Solzhenitsyn es ruso…
Me tomó 13 meses completar esos primeros cuatro tomos y, como gran parte de la lectura coincidió con la insurrección de la violencia en Chile, comprendí perfectamente por qué sólo Agosto de 1914 circuló profusamente (incluso en castellano, décadas atrás) mientras que el resto de la obra, fue publicada marginalmente y después, y su continuación, ignorada y silenciada.
¿La razón? Solzhenitsyn era inaceptable para los dos mundos que combatió: el del progresismo liberal y el del marxismo, en todas sus variantes. Y como ellos dominan la escena editorial…
Usted me entenderá en plenitud, si le digo que, por ejemplo, este párrafo en que el autor muestra el modo en que las izquierdas planifican y manipulan las manifestaciones, lo han podido leer muy pocas personas:
“Street demonstrations were always good, though. No matter how they ended, they always led to an exacerbation of the struggle. Something always happened  during a street demonstration. These last few days the soldiers had kept very passive, mildly pushed the public back, mildly blocked their way, started up conversations, and a few had even scolded the police.  Good! Being stationed at demonstrations always demoralizes troops; they listen to the demonstrators and pick up things. Although the crowd still lacked malice. How could they be turned forthrightly away from their bellies and toward political demands?” (Solzhenitsyn, March 1917, 1, 104)
Y cuando leía este párrafo, a finales de noviembre pasado, estábamos en plena insurrección.